martes, 3 de noviembre de 2009

Un pacto social

En este país todos nos quejamos de lo mal que hacen las cosas todos los que nos rodean. El “poli” de la esquina no sabe manipular los semáforos, la señora de adelante se para en seco con la preventiva, nuestros diputados se preocupan más por sus bonos que por la economía del país, nuestro presidente hace como que no se entera de nada, nuestro jefe de gobierno patina en hielo y “Jimmy Neutrón” Peña Nieto sale hasta en las telenovelas.

Siempre alguien más tiene la culpa de los muchos males de éste país.

Sin disculpar a ninguno de los mencionados arriba, quiero hacer una reflexión acerca de lo que cada quien hace por cambiar, aunque sea un poco, esta dinámica. Por ejemplo: ¿eres de lo que se pasa medio alto aunque veas que la otra calle ya esta arrancando?, ¿haces tres filas para entrar al periférico cuando sabes que te vas a brincar a quienes sí hicieron la fila? Entonces no tienes derecho a reclamar que la policía es corrupta o inepta. ¿Prefieres que no te den factura para no pagar IVA? Entonces no tienes derecho a quejarte por el alza de impuestos. Si eres de los que se le cierra a la gente en el coche, se “agandalla” en las filas, etc., no te quejes de robos, asaltos, secuestros ni nada por el estilo. No tienes derecho, así de simple. La autoridad moral para reclamar que se cumplan tus derechos nace de que tú mismo respetes esos derechos en los demás. Un pacto social está basado en este principio.

En este país el pacto social esta roto. Así de simple. Restaurémoslo. Hoy mismo.

Gracias a Pol por su aportación.

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